Y llegó nomás.
Contra viento y marea,
la primavera siempre llega.

Y no es una alegoría poética,
porque ya saben que lo mío no es la poesía.
Es la historia real.

Ibamos a hacer una producción de fotos de primavera, convocando a varias amigas emprendedoras y bloggers.
Algunas podían, otras no.
Fuimos y vinimos veinte veces, mandamos mails, organizamos y reorganizamos horarios.
Hasta que finalmente, coincidimos todas en realizar la producción de fotos el viernes pasado.

Toda la semana, brilló el sol primaveral y el viernes amaneció nublado.
¿Qué se hace?
Seguimos adelante, porque los cupcakes estaban hechos, las agendas armadas y nadie resistía un mail más.


¿Y que pasó?
Llovió.
Diez minutos.
Los diez minutos necesarios para aguarnos nuestro pic nic al aire libre ya organizado. Teníamos que encontrarnos en la plaza y llevar de todo. Yo pongo esto, yo llevo aquello, esto de mi casa, vos traés eso tan lindo de la tuya.....
Y llovió. 
¿Qué hacemos?
¿Suspendemos?
Y no hay opción...



Pero aunque nos llueva, en el pic nic o en la vida,
siempre hay una opción.

Y la nuestra fue armar nuestro pic nic en el showroom. 
Y lo hicimos y nos divertimos como locas.
No sé si fue el mejor escenario -notense los planos cortos-
pero sí fue la mejor solución en ese momento.


Y lo resolvimos,
y acá estamos

y

todos dispuestos a armar esta plaza con nubes, pajaritos, árboles con manzanas y arcoiris inventados para
desearles a una muy...

Y a la lluvia le sacamos la lengua e hicimos un super pic nic adentro,
un divague divertido.

Y ustedes ¿qué planes primaverales tienen?
¿Qué hacen cuando se les alteran los planes?

Feliz Primavera para todos,

M.